¿Conoces las historias que te rodean?

Publicado el por Oskar Paz (autor)

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París, el destino turístico más popular del mundo con 42 millones de visitantes al año, me espera. Nada más aterrizar siento que esta va a ser una visita especial. Esta ciudad, a pesar de las transformaciones que ha tenido, conserva esa atmósfera que te hace recordar cómo fue antaño.

El Museo del Louvre me acoge durante la primera jornada, dicen de él que si dedicaras 1 minuto a cada una de las obras allí expuestas tardarías 10 años en visitarlo. Evidentemente no dispongo de tanto tiempo, por lo que decido hacer una de las cosas que más me gusta, dejar que el azar decida por mi durante un tiempo. Cojo una "audio guía" y me pierdo por el museo, en mi camino me voy encontrando con diferentes obras, algunas de ellas tienen un número, lo tecleo sobre la "audio guía" y mi viaje al pasado comienza, lo que hace unos instantes era sólo una simple estatua, empieza a cobrar vida en mi mente, y soy capaz incluso de sentir la historia que esconde.Las horas pasan, y he perdido la noción del espacio y el tiempo, paso del antiguo Egipto a la Europa del siglo pasado, de la Grecia clásica al Renacimiento... sólo un mensaje en mi Smartphone me hace volver al Paris de 2013, nuestros anfitriones parisinos nos esperan para descubrir "Paris la nuit".

El resto de mi estancia en París discurre de forma similar, cada rincón de esta ciudad es un monumento a una historia o a varias historias que allí sucedieron. Algunas de ellas son conocidas, las puedes encontrar en cualquier guía turística, sin embargo otras de ellas quedan abiertas a la imaginación de cada uno de los visitantes que pasamos por allí.

La Torre Eiffel, visita obligada, para millones de turistas esconde tras su metálica estructura, la historia de 28 personas que vieron en ella el lugar perfecto para poner fin a su vida. El sabroso croissant que se ofrece como desayuno en cualquier local parisino oculta tras de sí un origen vienés. El barrio de lo pintores, Montmartre, conserva el único viñedo que sobrevive en París, produciendo una cantidad simbólica de 570 litros de vino tinto anuales, en homenaje a los numerosos viñedos que existieron en su época.

Siguiendo el ejemplo de otras ciudades como Roma, Moscú, Marrakech o Shanghai, Paris también tiene también su propio "puente de los enamorados", en este caso localizado en la Pasarela de las Artes. Miles de candados se aferran al enrejado de sus barandillas, la tradición dice que la pareja de enamorados debe grabar en el candado sus nombres y tirar la llave al Sena para sellar así su amor. Cruzando esta pasarela sientes que miles de historias de amor te rodean, pero también te preguntas ¿cuantas de esas historias continuarán?

En definitiva, Paris me ha enseñado que estamos rodeados de historias, que un mismo lugar guarda maravillosas y terribles historias a la vez, que, quizás, una misma realidad esconda diferentes verdades, no sólo la nuestra.