TRIBUNA POSITIVA RAMON GAZTELU
Publicado el por N.B. / Meritxell Jiménez-Egizabal (autor)

Es difícil encontrar un solo día en las noticias en el que no se publique ningún caso sobre algún escándalo relacionado con la corrupción.
A veces, cuando escuchamos esa palabra, enseguida la relacionamos con la política, aunque en estos momentos y por desgracia, se expande a ámbitos como el empresarial, policial, tributario, sexual, deportivo…
Me llama la atención cómo muchos critican estas situaciones y, sin embargo, son muy permisivos con ellos o con otras personas con la pequeña corrupción del día a día.
Podríamos hablar de corrupción pero, también de picaresca y de economía sumergida. Me refiero a esas situaciones tramposas a pequeña escala, a nivel personal; no pedir factura, no pagar el IVA, realizar desembolsos en negro al fontanero o a la persona empleada del hogar, tener empleados sin declarar, piratear la WIFI al vecino...
¿Somos realmente un país de picaresca? Durante siglos, en un dudoso privilegio que hemos tenido.
Podríamos hablar de la regente Maria Cristina; de ella, dicen las malas lenguas que amasó una fortuna trapicheando con la sal, los incipientes ferrocarriles e, incluso, la trata de esclavos.
En la segunda república, Alejandro Lerroux se vio obligado a dimitir de su breve mandato como presidente del gobierno, por los escándalos del estraperlo y el cobro de favores.
Entonces, está claro que la corrupción es algo que ha existido y existirá pero, ¿podemos hacer algo para luchar contra ella?
En mi opinión, la mejor arma contra la corrupción es la educación. Hay que preparar a niños, a jóvenes, a la gente de a pie... educándoles en valores como la honestidad, la solidaridad, el respeto a la verdad, la justicia, la benevolencia o la caridad.
Y para eso, como todo, se necesitan referentes, ejemplos de quienes aprender y darse cuenta de que se puede vivir de una manera, limpia, honesta, empática y leal.
Yo en mi caso, gracias a Dios, y seguro que tú también si miras a tu alrededor, veo mucha gente de quienes podemos aprender.
Una de ellas fue Ramón Gaztelu.
El pasado viernes 19 de Julio, fue el primer aniversario de su muerte.
En estos momentos, hablar de Ramón y no nombrar DALE CARNEGIE, me resulta francamente imposible y, más si estamos hablando de lo que estamos hablando...
Le conocí antes de ser nuestro TRAINER en el curso que recibimos sobre “RELACIONES HUMANAS Y COMUNICACIÓN EFICAZ”, pero fue gracias a ese curso donde descubrí que hay muchas, muchas personas que INTENTAN, digo intentan, ser mejores personas para contagiar a los demás y animarles a que nos ayuden a conseguir un mundo mejor.
Si quieres que algo cambie empieza por ti mismo; tú tienes que dar el primer paso.
En el caso de Ramón, lo llevó a cabo y consiguió que todos los principios y valores que nos trasmite la filosofía DALE CARNEGIE fueran algo innato y natural en él.
Leer el libro de “COMO INFLUIR EN LA GENTE Y HACER AMIGOS” era, y es, verle a Ramón en todo momento.
No criticar, demostrar aprecio sincero, sonreír, interesarse por los demás, tratar de no vengarse de sus enemigos, dar felicidad a los demás, discrepar con amabilidad, tratar de ver el punto de vista de la otra persona, elogiar los progresos... son sólo algunos de los principios que Ramón nos enseño con su gran y sincera sonrisa.
Personas así, dejan una gran huella en nuestros corazones y nunca le olvidaremos porque le tenemos mucho que agradecer.
Son necesarias en la sociedad personas con estos valores, para que todo vuelva a su cauce y tengamos modelos que nos trasmitan honestidad y sinceridad.
Ahora tenemos a Eva, su mujer.
Desde aquí, le quiero trasmitir todo mi apoyo y mi cariño, pero sobre todo mi total convencimiento de que lo va a hacer, de que lo está haciendo maravillosamente.
Eva es una mujer fuerte y valiente. Creo Eva, que vas a ser una DALE CARNEGIE estupenda y, estoy muy segura de que Ramón está muy orgulloso de todo lo que estas haciendo.
Un abrazo de 6 segundos.