Los grandes patrimonios invierten en bienes inmobiliarios de interés cultural

Publicado el por Patricia Villaró (autor)

 (photo: )
  • Los edificios singulares o las casas señoriales catalogadas como bienes históricos despiertan el interés de empresas e inversores particulares con patrimonios elevados.
  • Los precios de este tipo de propiedades se han ajustado entre un 20% y un 50% dependiendo de la zona y tipología del producto.

Si bien es cierto que las turbulencias de la crisis están dejando huella en el sector inmobiliario, lo es también que el mercado de patrimonios de lujo se está reinventando.

Desde 2008, el otrora incombustible sector de la construcción ha sufrido una severa corrección para adecuar su tamaño a la realidad económica del país. Esta situación ha derivado en que multitud de viviendas nuevas no encuentren comprador y como resultado los inversores se muestren recelosos sobre la evolución del sector en el futuro. Sin embargo, los edificios singulares y con una interesante historia a sus espaldas siguen despertando el interés de los inversores, sobre todo, de aquellos que proceden de mercados emergentes, principalmente de  China, India, Rusia y Oriente Medio.

Los clientes valoran la calidad y la excelencia de aquello que adquieren. Una propiedad de postín que esconda importantes activos tanto para sus propios compradores como para una eventual actividad comercial presenta un valor agregado muy notable. La declaración de Bien de Interés Cultural supone reconocer las cualidades artísticas o históricas del inmueble en cuestión.

Según explica Roberto Menetray,  fundador  de Lançois Doval, consultora especializada en patrimonios de lujo, los inmuebles que tratan presentan un bagaje histórico excepcional.  “Particulares y empresas optan por realizar importantes inversiones en este exclusivo sector inmobiliario. No se trata simplemente de familias que buscan un nuevo hogar con encanto (que las hay, obviamente) sino de adquisiciones con fines económicos”.

¿Quién compra y quién vende casas de lujo en España? Según explican desde la consultora,  no existe un único perfil, pero sí hay varias tipologías claramente definidas. Existe quien compró y  rehabilitó para explotar después la propiedad como negocio hotelero, y en otros casos se trata de propiedades que provienen de jubilaciones y herencias.

Por este motivo, muchas de las propiedades singulares, catalogadas como bien cultural y que están en venta se presentan como inversiones de gran potencial, por la situación privilegiada en la que se encuentran, el encanto de los edificios donde se ubican y su oferta cultural, gastronómica y de ocio.

Además, las inversiones en viviendas de este han experimentado una cierta caída en sus precios, mejorando así las condiciones de compra. La importancia de algunas propiedades dentro de su contexto geográfico o de su peso histórico en su localidad las convierte en objeto de protección especial por parte de la Administración. Ello comporta que, en determinados supuestos, se pueda acceder a una serie de ayudas públicas destinadas a conservar la fisionomía original del inmueble que aliviará los costes de las reformas. Esta circunstancia se observa de forma muy particular en grandes construcciones como castillos o palacios, que tiempo atrás pudieron albergar a importantes personajes o servir como importantes focos de poder político-administrativo.

“Asistimos a un significativo repunte de la inversión privada-familiar en los bienes de interés cultural. La tendencia discurre en paralelo con el mayor interés por parte de las empresas, lo que invita a suponer que los productos inmobiliarios de calidad disponen de un mercado más fiel y consistente que el de los inmuebles convencionales. De prolongarse en el tiempo este comportamiento, todavía modesto, nos permitiría hablar de un punto de inflexión y del consiguiente cambio de tendencia”.