El mundo es un pañuelo

Publicado el por Carlos Lezaun (autor)

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Cuando era pequeño y mi madre me llevaba a cenar a un restaurante Chino una vez cada 6 meses, me quedaba asombrado por los rasgos físicos de los dueños, y también por que plato pedirme, ya que no conocía la mayoría de las cosas.

¿Por qué esa cara de asombro? Porque entonces no estábamos en un mundo global, era muy difícil el poder acceder a diferentes tipo de productos, es más desconocíamos gran parte de ellos, como para poder acceder. En las grandes ciudades si podías encontrar pero, tenías que ir a tiendas especializadas en diferentes nacionalidades, pero poco más, y ¿cuánto costaba? ese era otro impedimento.

A día de hoy lo tienes todo a pie de calle o a un solo clik del ordenador.

A quien no le gusta una ensalada de aguacate, o quien no ha oído hablar de las arepas, frijoles, etc… eso ha sido gracias a que estamos en un mundo global.

¿Cómo hemos conseguido estar en un mundo global? Por medio de la internacionalización.

¿Quién te iba a decir a ti, que en el año 2015 unos niños del África profunda  con 1 año de edad iban a estar comiendo papillas elaboradas  por una pyme española?

Globalider impulsa en este momento la conquista de nuevos canales de distribución para muchas empresas españolas; que entendieron definitivamente que el mercado es el mundo. Nuestra presencia permanente en África, Oriente Medio, América Latina y Asia; en más de 40 mercados diferentes, permite la implantación de nuestros clientes y su posicionamiento estratégico. Las empresas que se internacionalizan más y mejor son las que resisten y crecen en entornos de competencia global.

En Globalider, cuando en el arranque de un proceso hacia mercados emergentes analizamos el perfil de internacionalización (“PIN”) de una empresa, nos interesa especialmente la capacidad competitiva global del cliente. En este punto no hay grandes ni pequeños, sino adecuados a un mercado u otro. Cada cliente, debidamente orientado, tiene su momento y su oportunidad en el mundo. No tienes que ser fabricante de un producto únicamente, porque si prestas un servicio y eres bueno en ello, ¿Por qué no  vas a dar la oportunidad a otro que vive en un país diferente en que se aproveche de el?

Para convertir una empresa en internacional GLOBALIDER recomienda tener en cuenta 10 claves para el éxito:

1. Analizar el punto de partida (sector de actividad, producto y/o servicio a exportar) y tener claro adónde y por qué se quiere y puede llegar. En internacionalización no siempre querer es poder.

 2. Conocer la idiosincracia del país de destino, sus costumbres, sus demandas, sus necesidades. En internacionalización la primera barrera es no conocer el “lenguaje” del consumidor, aunque hable nuestro mismo idioma.

3. Adaptar el producto o servicio al nuevo destino, no imponer fórmulas, aunque hayan funcionado en España. También en internacionalización el cliente siempre tiene la razón.

4. Elaborar planes financieros, de costes, de previsión, de viabilidad. En internacionalización si las cuentas no salen en España, tampoco saldrán en el extranjero.

5. Probar los productos o servicios y analizar a la competencia en el país de destino. Encuestar, escuchar al importador, al distribuidor, al consumidor; comparar y analizar la competencia, indagar en los mercados, verificar lo que dicen. En internacionalización no se debe creer lo que no se comprueba.

6. Conocer todas las barreras de entrada, sean o no arancelarias; y diseñar un plan de prevención y control de contingencias. En internacionalización más vale aprender de los errores y poder superarlos, que lamentar una grave pérdida después de un gran acierto fortuito.

7. Elaborar un plan de comunicación y de marketing adecuado al mercado de destino. Hay que presentar los productos o servicios, hay que comunicar y hacerlo bien, con adaptación cultural. En internacionalización lo que no se da a conocer no perdura, pero lo que erróneamente se transmite se lamenta sin remedio.

8. Implantarse, estar presente en el mercado de destino o, al menos, tener una representación adecuada; los negocios en el extranjero se hacen con buenos productos o servicios, pero siempre con cara, ojos y oído. En internacionalización saber hacer es tan importante como saber estar.

9. Integrarse hasta hablar el mismo idioma, el “lenguaje” del consumidor y su lengua materna. La empresa tiene que contar con interlocutores locales, no vale la comunicación estandarizada, sino personal. En internacionalización el idioma no es una barrera sino una oportunidad.

10. Entender una venta internacional como una venta local, hacer sólo lo que se sabe hacer bien, añadir el valor del conocimiento, del servicio postventa, del control de calidad, de la mejora continua a los productos o servicios. En internacionalización no es redundante afirmar que el mercado es el mundo.

Carlos Lezaun.

Gerente Globalider Navarra.