La realidad aumentada como mejora de la competitividad de la industria

Publicado el por N.B. / SPRI (autor)

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-       Una jornada temática “Basque Industry 4.0” organizada por el Grupo SPRI revela que esta tecnología ahorra a las empresas tiempo y dinero, añade seguridad a los procesos y las grandes compañías ya empresas apuestan decididamente por ella

-       Diego Sagasti, de Tecnalia, asegura que supone “una ventana a la información del funcionamiento y características” de todos los equipamientos de una fábrica.

 La realidad aumentada (la tecnología que añade información virtual al mundo real) está cada vez más presente en la industria. Ahorra tiempo y dinero, añade seguridad a los procesos y las grandes empresas apuestan decididamente por ello, ha asegurado Diego Sagasti, responsable de Realidad Aumentada de Tecnalia, en una jornada organizada por el Grupo SPRI (la agencia vasca de desarrollo empresarial dependiente del Departamento de Desarrollo Económico e Infraestructuras) en el Parque Científico y Tecnológico de Bizkaia. 

La jornada se inscribe dentro las Jornadas Temáticas “Basque Industry 4.0”  que, desde el servicio del Grupo SPRI “Enpresa Digitala” se llevan a cabo a lo largo del año en relación a la estrategia del mismo nombre. Estas jornadas son una continuidad del evento principal sobre la industria 4.0 que se celebra anualmente en otoño, el Basque Industry 4.0, que busca ser un foro para el intercambio sobre el nuevo paradigma que plantea la Industria 4.0 en Euskadi y una plataforma para analizar sus perspectivas de futuro. 

Sagasti ha explicado las diferencias entre la realidad aumentada, que añade información virtual, de la mixta, que “da un paso más allá, ya que crea nuevos espacios en los que los objetos físicos pueden interactuar en el entorno virtual. Tiene en cuenta el entorno”.

El responsable de Tecnalia ha señalado que esta tecnología se utiliza en variedad de sectores, desde juegos, educación, medicina, espacio y bomberos hasta el patrimonio,  televisión, deportes, publicidad, industria o la aviación.

En el sector industrial sirve para mejorar, agilizar y abaratar procesos. Sagasti ha puesto algunos ejemplos. Así se aplica en teleasistencia, para la reparación de máquinas. “Añade seguridad al operario quien, con la información que recibe de la realidad virtual,  no se acerca a sitios peligrosos y le dice que tiene que hacer y de qué manera”. Ha mostrado un caso práctico de un fallo en una fábrica, que guía al operario (a través de las gafas de realidad virtual) a lo largo de la factoría hasta llegar a la máquina que no funciona. En el trayecto, el trabajador ya va recibiendo información del problema y, al llegar, sabe lo que tiene que tiene que hacer y cómo solucionarlo. Es un ejemplo claro de industria 4.0.

También sirve para una videoconferencia con un experto en el lugar mismo donde hay una máquina averiada. Es extraordinariamente práctico, según ha afirmado Diego Sagasti, en empresas como CAF que fabrica los trenes en Irún pero las reparaciones las acomete en Madrid. “Obliga a un ingeniero a viajar. Con esto te ahorras el viaje y solucionas el problema más rápido”. O también para que, en los turnos de noche, no sea necesario disponer del experto que gestiona las líneas. “Con una aplicación de realidad aumentada, se ayuda a los del turno de noche a hacerlo ellos mismos. Les da además seguridad y ayuda al trabajador a digitalizar sus procesos”.  Es una tecnología que, como ha resumido, supone “una ventana a la información del funcionamiento y características” de todos los equipamientos de una fábrica. 

Sagasti ha revelado que ya hay empresas como Magic Leap que actualmente realizan inversiones en esta tecnología por valor de 4.500 millones de euros. Ha agregado que varios informes pronostican que en para 2022 habrá 80 billones de dólares de inversión en el mercado en la realidad aumentada y la virtual.

Además de la industria, el conferenciante ha expuesto variados ejemplos de aplicaciones. En la construcción, sirve para recrear el acabado final de una obra cuando se empieza a ejecutar y prevenir así los fallos; en sanidad, para ver los órganos en una operación quirúrgica; para el servicio de bomberos, aportando información al profesional sobe vías de escape, localización de heridos o lugares a donde no se debe entrar o en Defensa, donde ya se ha creado un casco de piloto con un coste de 300.000 euros, en el que ve todo lo que necesita de manera más natural.

También se han mostrado casos, en el sector publicitario, que permiten probarse unas gafas desde el domicilio; un vehículo particular que recibe información, sobre el cristal delantero, de la velocidad a la que circula, la distancia al coche que va delante y “que te avisa si estás muy cerca”.

Sagasti ha aseverado que los retos  para el futuro son el menor tamaño de los dispositivos y una mejor autonomía, ya que ahora que no llegan a las cuatro horas.