Los retos de las futuras ciudades inteligentes

Publicado el por SPRI (autor)

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La smart city no solo es un concepto tecnológico.

En las próximas tres décadas, las ciudades acogerán más de 2.000 millones de nuevos residentes, quienes necesitarán acceso a energía, agua, transporte, vivienda y servicios públicos. Los entornos urbanos van a seguir absorbiendo nuevos habitantes, y responder a sus necesidades en un entorno de escasez de recursos es uno de los grandes desafíos que encaran prácticamente todas las ciudades del mundo. Junto a este, existen otros como el crecimiento económico desigual, la contaminación y la disminución de los presupuestos públicos.

Estos son los retos urbanos que recoge el informe Las ciudades del futuro: inteligentes, digitales y sostenibles, una publicación de Fundación Telefónica que también plantea soluciones a través del uso eficiente y eficaz de las TIC. El estudio tiene como objetivo comprender el momento de transformación digital en el que se encuentran las ciudades y compartir las herramientas y buenas prácticas que se han puesto en marcha alrededor del mundo.

Tal y como recogen sus autores, el concepto de smart city no cuenta con una definición oficial, y aunque está muy ligado al uso de las tecnologías digitales, no es solo una transformación tecnológica. Cada vez más, el concepto de ciudad inteligente incluye también otros aspectos como la sostenibilidad y la eficiencia en el uso de recursos, la participación ciudadana y una gobernanza abierta y transparente. Las TIC pueden ser un elemento fundamental para avanzar hacia esos objetivos.

La transformación hacia la ciudad inteligente es “una carrera de fondo”, según el estudio, y aunque existen multitud de experiencias –en Europa hay 240 ciudades con proyectos significativos en smart city-, dos de cada tres iniciativas identificadas no superan la fase de piloto. Así, aunque el avance de la transformación digital es imparable, presenta retos tecnológicos pero sobre todo humanos e institucionales para aprovechar su potencial.

El informe recoge recomendaciones dirigidas tanto a las administraciones públicas como a las empresas y a la ciudadanía. Las instituciones deben tomar un rol de liderazgo y una visión a largo plazo, adoptando procesos participativos para la consulta y la toma de decisiones y apostando por la innovación mediante nuevas alianzas público-privadas. Las recomendaciones para las empresas incluyen la colaboración activa en este proceso, mediante la cofinanciación de innovaciones smart y el uso responsable de los datos, mientras que la ciudadanía debe realizar un compromiso hacia la participación activa, adoptando un espíritu innovador y crítico.