Aprender a dirigir

Publicado el por Jorge Yarce (autor)

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Aprender a dirigir es desarrollar cualidades como la audacia, la visión de conjunto, la capacidad para comunicarse, la comprensión, la flexibilidad, la firmeza, el optimismo, la recursividad y otros.

Quien dirige emplea cinco estrategias para lograr que la organización centralizada en la persona y en su potencial sea competitiva y produzca los resultados esperados:

1. El potencial de la gente es lo principal

Ese potencial es corporal o de salud, intelectual o profesional, emocional o motivacional, espiritual y social.

Eso exige una permanente atención a diferentes aspectos de la formación de las personas y crear oportunidades para que se perfeccionen.

Y sobre todo apara que cada uno elabore su plan de carrera dentro de la organización.

Es decir, hay que dedicar los mejores esfuerzos a seleccionar la mejor gente por competencias y valores.

Es la única manera posible de aspirar a la franja de la excelencia, de la competitividad y de los equipos de alto rendimiento. Gente que aprende a aprender constantemente y que siempre trabaja en equipo.

El desarrollo del potencial humano busca fortalecer valores como la autoexigencia, la autorresponsabilidad y el autoliderazgo.

Todo ello facilita la desconcentración y la descentralización más efectivas de las organizaciones puesto que parte de una descentralización mental: no estar esperando órdenes, no depender sólo de las funciones, actuar inteligentemente con iniciativa y capacidad de innovación.

Se faculta a la gente para que actúe de acuerdo con la misión, la visión y los objetivos y metas, pero con autonomía y responsabilidad personales

2. Construir una cultura organizativa basada en valores

Las empresas no son simples mecanismos de producción y servicios en las que las personas son piezas sueltas o aisladas, guiadas únicamente por una noción económica del éxito. Tener éxito es lograr la efectividad y la calidad en lo que se hace.

La cultura de una organización o institución se apoya en el concepto de persona que se maneja, en la idea misma de empresa, en la visión y conocimiento adecuado de sus estructuras, en la concepción del trabajo y del ambiente de trabajo, en la responsabilidad social que se tiene, en los principios y valores que la guían.

Esa cultura se logra después de un trabajo de varios años para que la gente interiorice esos valores y los proyecte en el ambiente de trabajo de modo que llegue a otras personas que también procurarán vivirlos y difundirlos.

3. Hay que hacer que el trabajo se una fuente de realización personal

Para lograrlo, ante todo desencadenar lo espontáneo e informal en cada uno, la racionalidad, la afectividad y las condiciones de liderazgo. El trabajo no es un castigo ni una condena que hay que aceptar irremediablemente por la condición humana.

Es una situación existencial que puede y debe llevar a la gente a un crecimiento personal, no sólo a la búsqueda de una necesidad de bienes materiales para sobrevivir.

No es ni carga ni castigo ni algo aburridor, sino la oportunidad de construir para uno y para los demás, para hacer, para tener y para ser, para dar y para servir.

La gente emotivamente equilibrada, rica en fuerza comunicativa interpersonal, cálida en sus relaciones, crea un clima de trabajo donde caben todos.

4. Hay que procurar que todo el mundo actúe por motivaciones trascendentes

Servicio a los demás, solidaridad, amistad, todo aquello que lo hace a uno trascender, más allá de la satisfacción, de la realización personal, del salario o de las prestaciones (motivaciones extrínsecas o externas).

La organización no formal, espontánea, libre, motivadora es la que despierta el potencial de su gente para que haga las cosas mucho mejor, haga más de lo que se propone y lo
haga antes de lo previsto. Con satisfacción, crecimiento personal y perfeccionamiento continuo (motivación intrínseca o interior)
Lo espontáneo es ir más allá de lo que le piden a uno, es proponerse alcanzar metas ambiciosas, es plantearse el ser más creativo, es no acostumbrarse a hacer las cosas siempre de la misma manera.

La gente robotizada no abre caminos ni resuelve dificultades para las que no está preparada. La gente curiosa, imaginativa, arriesgada, ama los retos y lo desconocido.

5. El aprendizaje permanente debe ser una constante en toda la empresa

Convertir la empresa en una organización “inteligente”, en la que todos aprenden y todos enseñan y donde todo el mundo está en función de hacer mejor las cosas, con o sin estímulos especiales Hay que afrontar el trabajo como fuente de realización persona:

La única forma de que el sistema humano de la empresa tenga la prioridad es desarrollar conocimiento y capacidades y habilidades, a través del entrenamiento, de la educación, de la formación y del acompañamiento personal.

El poder tradicional debe convertirse en el poder del saber y del saber hacer y saber enseñar, dirigir y liderar. La estrategia es complementada por la “intrategia”, es decir, el estudio de los procesos internos para incrementar el nivel de compromiso y de confianza de la gente con la empresa.

Se piensa en los beneficios, pero en que serán más y mejores en la medida en que se cuenta con mejor gente, más capacitada, con su plan de carrera definido y realizadas en el ámbito profesional, familiar y social, sintiéndose parte de un organismo vivo que contribuye eficazmente a una realidad colectiva: el bien común de la sociedad.

Fragmento de artículo escrito por Jorge Yarce, publicado en degerencia.com y blogISEAD.es