LIBRO DE LA SEMANA: El engaño de Ícaro

Publicado el por N.B. / Santiago Torre (autor)

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SINOPSIS

Las reglas con las que nos han educado son: ve sobre seguro, quédate dentro de tu zona de confort, busca un trabajo estable, mantén la cabeza gacha y no te saltes las normas. En definitiva: no vueles demasiado cerca del sol.

Todo falso. Es mucho mejor guiarse por otros principios, tales como: más vale curar que prevenir. Es tu momento. Tú puedes. Destaca entre los demás. Vuela más alto que nunca. Acércate al sol.

En su libro más arriesgado hasta el momento, el gurú estadounidense Seth Godin nos muestra cómo progresar en un modelo económico como el actual, en el cual lo que se recompensa no es la sumisión, sino el atrevimiento, el hacer cosas nuevas. Godin nos explica por qué los auténticos innovadores potencian la confianza, la singularidad y el liderazgo, y expone con pasión las razones por las que deberías tomarte tu trabajo como una verdadera obra de arte. El arte, nos recuerda el autor, no es un gen o un talento específico, sino una actitud al alcance de todos aquellos que tienen una visión diferente y que muestran la valentía de hacer algo al respecto. Steve Jobs era un artista, al igual que Henry Ford y Martin Luther King Jr. Ahora es tu momento. Sé un artista. 

COMENTARIO PERSONAL

No me ha gustado.

Me ha parecido muy repetitivo y que da demasiadas vueltas sobre lo mismo. El libro comienza bien, pero a medida que pasaba capítulos estaba deseando terminarlo.

En su momento leí ¡Hazlo! del mismo autor y me sucedió lo mismo.

La esencia del libro es que no debemos conformarnos con lo que tenemos.

El sistema industrial nos ha llevado a una trampa, ha creado las condiciones necesarias para que estemos atrapados y no nos atrevamos a discrepar, nos conformemos, no arriesguemos.

Para el autor, “La era industrial construyó la trampa de la que somos prisioneros, pero no lo hizo de golpe; tardó siglos en perfeccionarla. Y nos sedujo. Nos sedujo el cebo de un salario decente y montones de reconocimientos. Nos sedujo la aparente seguridad del cercado. Y cuando se cerró la cancela, nos quedamos dentro por la amenaza de la vergüenza, el aumento del riesgo y la dependencia de una sociedad que nos permitía conseguir cada vez más premios, y más brillantes”

Él aboga por que ahora estamos sobrepasando ya la era industrial y estamos en la de la interconexión y disponemos la oportunidad de hacer algo único, pero el sistema lo oculta. Esperamos oportunidades cuando, en realidad, podríamos hacer algo extraordinario.

Para él, todo ser humano es capaz de hacer arte y liberarse, pero cae en la comodidad de no intentarlo, de seguir las reglas. Anima a romperlas. Indica que, si lo haces, tienes que ser muy escrupuloso con tu trabajo y buscar la perfección y guiarte por tus valores, por lo que crees que está bien o está mal, no por lo que te ofrezca resultados a corto plazo, que en realidad lo único que hace es coartar tu arte y tu creatividad.

Está durante toda la obra alentando a romper las cadenas y crear, es lo que hará libre a la persona.

Para el autor la época industrial se caracteriza porque el resultado es siempre suma cero. Lo que unos dan de más, los otros se lo quedan. La época de la conexión se caracteriza porque lo que uno obtenga de más no tiene que ser a costa de otros. Ambos pueden ganar. Personalmente me suena a intentar “poner un lacito” a la teoría de la abundancia o de la escasez de Covey, aunque con escaso acierto y que, además, no consigue cerrar el círculo, no la remata (entre otras cosas porque tiene poco fondo. Parte de una premisa falsa -la era industrial es de suma cero. Si fuera sí, no existiría progreso. Desde mi punto de vista, lo que es discutible es el reparto, no la generación de riqueza-).

La obra parte de una buena idea, pero que escrito en forma de ensayo daría para un buen artículo extenso, no para un libro completo, como han realizado.

No me arrepiento de haber leído el libro, ya que te hace reflexionar y meditar sobre ciertos conceptos muy interesantes, aunque no me ha gustado. Demasiado, extenso, repetitivo y muchas páginas de relleno.

Es cierto que puede ser inspirador y motivar a la acción, despertando la conciencia de ciertas personas que la tengan dormida y que les sirva de despertador o revulsivo, aunque siguiendo a Baltasar Gracián “lo bueno, si breve, dos veces bueno” y en este caso extender en demasía el libro desmerece la buena idea que lo inspira.

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