Elena Alemán, ingenio al servicio de las empresas
Publicado el por NAVARRA CAPITAL (autor)
Desde la Fundación Industrial Navarra promueve el intercambio de conocimiento y prácticas entre empresas, por lo que dice sentirse “un poco celestina”.
Sin acabar sus estudios ya estaba trabajando, algo afortunadamente nada raro entre sus colegas. Cuando realizaba el último curso de Ingeniería Técnica Industrial “en El Sario” un profesor contrató a Elena Alemán para realizar prácticas y de ahí pasó a Iturralde y Sagüés Ingenieros, donde permaneció ocho años haciendo proyectos y labores de organización y gestión de la oficina. “Después salió la oportunidad de acceder a la plaza de secretaria técnica del Colegio de Ingenieros Industriales, porque se jubilaba la persona que ocupaba el puesto, me presenté y me cogieron”.
Así legó a la dirección del órgano colegial “en febrero de 2003, ¡hace ya casi 15 años!”, exclama con una aparente pesadumbre que rápidamente transforma en risa. La mitad de ese tiempo corresponde a la crisis, que afectó de lleno a la profesión y que transformó el Colegio. Hasta entonces se dedicaba, genéricamente, a la defensa de la profesión, “pero teníamos otra actividad muy fuerte, el visado de proyectos, y cuando cae toda la actividad en la construcción también cae la nuestra”.
Las empresas fueron cerrando “y nosotros que nunca habíamos tenido un problema de colocación de un ingeniero industrial, nos encontramos con que se van quedando en el paro, que los deslocalizaban…” El colegio, además de su propio problema, tuvo que afrontar otro que casi le era desconocido: el del desempleo de los ingenieros. “A finales de 2014 decidimos crear la Fundación Industrial Navarra porque por ley en el Colegio sólo puede haber ingenieros y queríamos dar cabida a las empresas, veíamos que los políticos no estaban reaccionando y que nosotros, con nuestro conocimiento de la profesión podíamos ayudar a las empresas”.
El objetivo con el que nació la Fundación era el de mejorar la competitividad de las empresas navarras, y pensaron que la mejor fórmula era que compartiesen conocimientos y experiencias, y que unas enseñasen a otras “sus mejores prácticas” de forma altruista. Elena señala con legítimo orgullo que “el resultado es apasionante, porque empezamos hace nada y tenemos ya 107 empresas con más de 15.000 empleados de los que más de 1.000 son ingenieros industriales”.
Existen mesas sobre diferentes temáticas lideradas por empresas “que entendemos que son muy buenas en los respectivos temas, por ejemplo Gamesa y La Mutua nos llevan la mesa de seguridad, la de innovación M.Torres y Zabala, la de RRHH Geoalcali y también Gamesa”. Además cuentan con profesionales recientemente jubilados que hacen de coach, por ejemplo, de mejora continua, de estrategia… Quienes participan deben implantar en sus empresas las ideas que surjan. “Desde la Fundación hacemos de motor para incentivar esa participación activa, si yo sé que tú tienes bien esto y el otro lo necesita les ponemos en contacto, somos un poco celestinas”, explica Elena de nuevo riéndose.
COLABORAR ES SUPERGRATIFICANTE
El haber conseguido que industrias que pueden ser competencia colaboren entre sí es algo de lo que se siente especialmente satisfecha: “El gran reto ha sido hacer algo práctico, cursos teóricos ya hay, y el hecho de que uno te de algo de alguna forma te obliga a dar también a ti. Y sí, se ha creado un ambiente bastante fuerte de colaboración, nunca nos han dicho que no cuando hemos invitado a una empresa a que instruya a otra. Es impresionante, estoy muy orgullosa de las empresas navarras, es una barbaridad lo que están haciendo”.
Elena Alemán dice no echar de menos el ejercicio directo de su profesión, “este es un reto distinto, es idear otro tipo de cosas. Además fue algo paulatino, porque pasé de hacer proyectos a revisarlos. Colaborar en la mejora de las empresas es supergratificante, y es otra manera de idear, sin hacer proyectos”. Le decimos que lo debe estar haciendo muy bien porque son tres lustros al frente del Colegio, y dice modestamente que “me he ganado su confianza”, aunque lo cierto es que la gestión de la Fundación fue valorada con un 8,5 por los colegiados.
A ello contribuyen iniciativas como la oficina de orientación profesional para ingenieros que el Colegio ha abierto en la UPNA para propiciar su acercamiento a las empresas, “lo que buscamos es que los chavales no vean su futuro fuera de Navarra, hay un montón de oportunidades de tener un desarrollo profesional satisfactorio aquí”.
La suya es una profesión masculina, “en las reuniones generalmente soy la única chica”, comenta con una suave carcajada. Cada año se incorporan al mundo laboral entre 60 y 70 ingenieros, un número muy insuficiente para la demanda existente, de ahí que el paro ronde el 3%, “otra cosa son las condiciones de trabajo”. Y sin embargo sigue sin ser una profesión que atraiga a las mujeres. Hace 30 o 40 años no había casi ninguna colegiada, y ahora hay un 6% que tienen entre 50 y 60 años. La cifra se dobló, pasó al 14%, con la puesta en marcha de la Escuela de Ingenieros Industriales, pero desde entonces ha crecido muy poco, hasta el 17%.
EL FUTURO, PARA LOS QUE APUESTEN POR LA I+D
Quizás se debe a que “no es una profesión vocacional”, o a la fama de difíciles que tienen los estudios. También puede ser porque no se sabe a ciencia cierta qué hace un ingeniero, “no sé si se imaginan que está uno soldando. ¿Qué hace un ingeniero? Muy pocos te saben contestar, es tan generalista… no se sabe que detrás de esta mesa, de esa silla, de la luz, de la ventana, del edificio, de la calle, siempre hay un ingeniero”, afirma con pasión, elevando el tono de voz a medida de que avanza la frase, y tras una breve pausa comenta que “tendríamos que ir a las escuelas, hacer una campaña para que se sepa de qué va esto”, como si estuviera ya pensando cómo hacerla.
Si hay que hacer caso a los que saben, buena parte del futuro de las empresas, y por tanto del nuestro, depende de los ingenieros, porque las que no se ocupen de la I+D+i poco van a tener que decir. Elena Alemán dice que la investigación “es fundamental” y que durante la crisis redujeron las inversiones aunque siguieron ideando proyectos. “Ahora que la situación mejora están en un proceso de captación de gente para llevar a la práctica esas ideas. Si la mesa de innovación de la Fundación es la que más participantes tiene, es porque están en ello”.
Al pedirle su opinión sobre el apoyo del Gobierno al desarrollo de la I+D+i nos sorprende al señalar que “igual es un fallo que tenemos, pero como Fundación y como Colegio no pedimos nada al Gobierno, nuestra misión es ayudarnos entre nosotros y trabajar. No nos quedamos a esperar las ayudas, si oferta algo que es aprovechable lo aprovechamos, pero no somos un lobby. Colaborar con las universidades para optimizar las investigaciones, sí, pero no pedimos”.
EL FUTURO Y NAVARRA
También son fundamentales los ingenieros en la implantación de la industria 4.0, otro requisito imprescindible para la prosperidad. “El que no se monte en esa carro no va a subsistir y creo que la fase de mentalización sobre su importancia ya se ha superado. Ahora se empieza a hacer algo para las implantaciones, nosotros tenemos dos grupos de trabajo sobre implantación digital. En este campo toda la velocidad a la que vayamos es baja, pero también es verdad que las empresas no sé si están preparadas para ir más rápidas”.
¿Y Navarra, cómo está posicionada? “Con respecto a España es una de las más avanzadas, pero nada que ver con el País Vasco, se lo han tomado en serio, están inyectando dinero, creen en el tema… son la referencia”. Sí aplaude la receptividad del Gobierno de Navarra a cualquier iniciativa, “son conscientes de la importancia del asunto, lo consideran prioritario y así se refleja en la Estrategia de Especialización Inteligente. Creo que está bien planteada y me gustó mucho cuando la hicieron la colaboración que hubo… pero el gran problema de las estrategias no es el planteamiento, sino el llevarlas a la práctica”. Y Elena Alemán desgrana unas cuantas ideas sobre cómo lo haría, sobre cómo lo harían los ingenieros.
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