¿EMPRENDER? Sí, pero . . .

Publicado el por N.B. JORDI MACÍAS (autor)

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Ya con la Ley de Emprendedores en vigor, creo conveniente hacer alguna reflexión para todos aquellos que quieran iniciar una aventura por cuenta propia.

Al margen de las facilidades, o no, que la Ley aporta a los nuevos emprendedores en ninguna parte se reflejan aspectos tan importantes como el apoyo, formación y guía que sólo te da la experiencia reiterada de emprender. 

Creo que la orientación de la Ley está es más hacia disminuir las listas del Inem que generar nuevos modelos de negocio basados en el emprendimiento, en la innovación, en  la aportación de valor y generación de riqueza. Pero es sólo mi opinión, y como los colores, habrá muchas más. Eso es otro debate.

Los nuevos aventureros deben diferenciar emprender, proyectos a medio y largo plazo,  del autoempleo cuya finalidad es asegurarse una “autonómina” todos los meses, más a corto plazo y no por exento de riesgos.

Si es la primera vez que emprendemos una aventura empresarial, es aconsejable que valorar en profundidad las implicaciones a nivel personal y profesional que tiene la puesta en marcha de un negocio y tomar la decisión siendo consciente de todo ello.

Es aconsejable no emprender la aventura solo. Crear un grupo  con personas con las que ya se haya colaborado profesionalmente en otras iniciativas, trabajos o proyectos y que aporten en su conjunto gran valor al grupo. Ya sabéis : “el todo es más que la suma de las partes”. Una combinación ganadora es aquella en las que la elección de los socios aporta complementariedad profesional y una buena sintonía personal.

La proactividad y la iniciativa son claves. Es complicado que alguien distinto de los promotores tenga la iniciativa necesaria en un negocio ajeno. Ser reflexivo es algo positivo, ayuda a tomar decisiones fundadas, pero  hay que tener  cuenta que a veces, en la marcha de la empresa, tocará tomar decisiones que no son estrictamente las que dicta la razón.

Ante las adversidades, mano s a la obra y  acometerlas. Esa es la actitud de un emprendedor y se tendrá ocasión de practicarla, con toda seguridad, cuando se ponga en marcha el negocio.

No penséis en “me voy a forrar”, ni especuléis en grandes ingresos de forma fácil y rápida. Estos casos se dan pocos y cada vez menos. Ya sé que siempre suelen presentarse los casos de éxito más sonados a modo de ejemplo, pero también hay que pensar en los casos que no han llegado al éxito para conocer los dos lados de la moneda.

Valora como te afectará la inversión requerida, la deuda contraída, la falta de ingresos durante un tiempo, que suele ser mayor al planificado.  Es importante ser conscientes de cómo afectará a tu vida personal.

Estamos en un mundo postglobal, a tu negocio lo esperan en todo el mundo. Desde el inicio hay que pensar en ser  una “multinacional” en potencia.

Y por último, por si las cosas no salen como estaban previstas, planificar desde el inicio la salida. Fracasar no es malo, pero tiene que estar previsto. Debéis evitar quedaros con deudas contraídas, principalmente, con entidades financieras y administraciones públicas. Ello os llevará a que sea muy difícil levantar de nuevo un negocio. Estos ni perdonan ni ayudan.

Por último, mucha suerte y sobre todo mucho trabajo. 

Jordi Macias

Consultor en Innovación, estrategia y desarrollo de negocio

jmb.macias@gmail.com