Aprender esto te puede salvar la vida (y la de otros)

Publicado el por David Vela Beltrán (autor)

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Aumentar conocimientos mejora nuestro nivel cultural, alimenta nuestro espíritu, favorece nuestra progresión profesional y, a veces, hasta nos puede salvar la vida o ayudar a salvar la de otras personas. Eso es lo que pasa cuando se aprende como actuar ante una emergencia, como protegerse ante un incendio, como evacuar un edificio de forma segura, etc.… porque una emergencia, un incendio, nos lo podemos encontrar en cualquier lugar: en nuestra casa, en nuestro lugar de trabajo, en el colegio de nuestros hijos, en un centro comercial, en un hospital, en un túnel… y lo primero que debemos saber es que el factor tiempo es fundamental: saber qué hacer en cuestión de segundos o, como mucho, unos pocos minutos.

Parece lógico que aprender estas cosas se promocione e imparta en todos los lugares de trabajo, en todos los centros de enseñanza, en todos los lugares de pública concurrencia, etc.… También parece lógico que en todos los sitios exista un plan para saber qué hacer, como intervenir, como comunicar una emergencia, como evacuar un edificio, como rescatar a otras personas… Esto es así en muchos países desde hace tiempo.

Sin embargo en España han tenido que pasar varias décadas hasta que hemos podido disponer de una legislación sobre Planes/Manuales de Autoprotección y Emergencia que sea de obligado cumplimiento, ámbito nacional y aplicación casi general, como la actual Norma Básica de Autoprotección de los centros, establecimientos y dependencias dedicados a actividades que puedan dar origen a situaciones de emergencia, según Real Decreto 393/2007 de 23 de marzo, publicado en BOE de 24 de marzo de 2007/ (y modificación por R.D. 1468/2008). 

Esta “nueva” normativa no sólo nos dice quien debe disponer de este documento y como debe elaborarse sino que, además, establece su implantación, una parte igual de importante que la de la elaboración, sino más, para que sea una herramienta eficaz ante una emergencia, y un documento real y vivo, puesto que incluye información, formación, prácticas y simulacros, revisiones y actualizaciones, y repetición de ejercicios periódicamente.

Supone un gran paso para reforzar las labores de concienciación, formación, adiestramiento y mejora de las condiciones de protección, especialmente en algunos edificios y establecimientos, si bien a mí me gusta darle la importancia que tiene independientemente de imperativos legales, pensando en que la seguridad y la defensa de la vida es algo connatural al ser humano y que debemos defender una autentica cultura preventiva para no regirnos sólo por meros cumplimientos legales. 

Afortunadamente cada vez es más habitual que se imparta formación teórica y práctica, con ejercicios de extinción y simulacros de evacuación, en centros de enseñanza (alumnos, profesores y personal no docente), en hoteles y en industrias, pero aun falta recorrido para conseguir que esté perfectamente implantado en todos los ámbitos de la sociedad, como ya lo está en otros países. Estamos hablando de aprender nociones básicas para evitar algunos accidentes, para saber qué hacer si se detecta una emergencia, como controlar un pequeño conato de incendio, como utilizar un extintor, como salir de un edificio en caso de incendio, etc. No se trata de sustituir a los cuerpos de emergencia ni de forjar héroes sino, más bien al contrario, de contribuir a un fin último, la seguridad de todos, que complementa y ayuda a los profesionales.

Para ello se imparten cursillos de varios tipos y niveles de elaboración e implantación de Planes de Autoprotección, formación teórica y práctica sobre la organización e intervención, auxilio, evacuación y adiestramiento con simulación de distintas situaciones de riesgo con fuego real, humo y otros ambientes peligrosos.

Como he dicho anteriormente, intervenir  y salvar vidas es labor fundamental de los cuerpos de bomberos, Protección Civil y otros servicios de emergencia, pero no puede ni debe ser exclusivo de ellos sino una obligación moral de todos, cada uno en su justa medida, según las circunstancias y valorando la enorme profesionalidad y saber hacer de estos cuerpos.

El tiempo y la rapidez de actuación, puede ser determinante y puede que el que esté más cerca y que más rápido pueda actuar seas tú.

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